03Diciembre2023

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La asociación La Palmera, del barrio de Los Ángeles, protesta para que se ponga una guardería en el barrio. La asociación La Palmera, del barrio de Los Ángeles, protesta para que se ponga una guardería en el barrio. Archivo de la asociación La Palmera
13 Junio 2022 Escrito por 

Los movimientos vecinales fueron fundamentales para la llegada de la democracia

Las asociaciones de vecinos tuvieron un papel fundamental para crear las bases que facilitaron la Transición y la llegada de la democracia. Ahora, el grupo de investigación Estudios del Tiempo Presente está recuperando la historia de las almerienses.

Los movimientos vecinales fueron fundamentales para que llegara la democracia a nuestro país. Su labor reivindicativa y la labor ‘pedagógica’, haciendo que recursos democráticos fuesen comunes en las reuniones de asociaciones de vecinos antes incluso de la llegada de la democracia a España, sirvieron para ir creando el espíritu de libertad que sentó las bases para la Transición y el fin de la dictadura.

En Almería, llegaron unos años más tarde. Fue en 1972 cuando se fundó la primera, la asociación de vecinos del barrio de Los Ángeles, La Palmera; una asociación que acaba de cumplir 50 años y que es de las que mejor representa lo que estas organizaciones significaron en los últimos años del Franquismo y los primeros de la democracia. Entre sus logros, la llegada de la guardería al barrio, la apertura de la calle Maestría, el asfaltado de calles o la construcción del mercado de abastos, aun hoy en uso.

La evolución de Almería, al igual que la llegada de la democracia, no se entiende sin el papel de las asociaciones de vecinos. Algunas, como La Palmera o la Traíña, en el barrio de Pescadería-La Chanca, o el Centimillo, en el Barrio Alto, continúan hoy en día su labor. Otras, acabaron desapareciendo. Algunas se dividieron, dando lugar a otras asociaciones. Unas consiguieron buena parte de las reivindicaciones y propuestas que llevaron a los ayuntamientos. Otras vieron cómo sus ilusiones acaban frustradas ante el impenetrable muro burocrático de las administraciones.

Graves carencias en los barrios

El origen de las asociaciones de vecinos se remonta a 1964, cuando se aprueba una ley que las regula, con el objetivo de permitir que los vecinos de un mismo barrio pudieran reunirse para poner en común las necesidades que tenían y plantear posibles soluciones.  En aquella época, en la mayoría de las ciudades, tanto las grandes como las de tamaño medio o pequeño, el crecimiento económico de los 60 había provocado un desarrollo urbanístico desordenado en la mayor parte de los casos, con graves carencias de alcantarillado, aceras, pavimentación, zonas verdes, escuelas, transporte, suministro de agua corriente o iluminación… Y con la nueva ley, los vecinos de los barrios comienzan a organizarse en asociaciones.

Calles sin asfaltar ni alcantarillado en el Barrio Alto de Almería (cortesía de Encarnación Caparrós).Las primeras reuniones se suceden pero a la hora de encontrar soluciones, se encuentran con el problema de que los ayuntamientos no tienen, en muchos casos, presupuesto con el que atender sus peticiones. “Los ayuntamientos no tenían recursos y, aunque hubieran querido, difícilmente habrían podido resolver los problemas de los vecinos”, confirma Rafael Quirosa-Cheyrouze, decano de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Almería y director del grupo de investigación Estudios del Tiempo Presente.

En las asociaciones de vecinos se empiezan a discutir opciones, se recopila la información sobre los problemas del barrio, se presentan propuestas, se votan e incluso se acude a los medios de comunicación para que sirvan de altavoz a la situación de los barrios. En aquellos primeros años, los medios “les prestaban mucha atención, incluso los medios oficiales como La Voz de Almería, además del trabajo en la redacción de IDEAL”, asegura.

Las propuestas se envían a las instituciones correspondientes y, cuando ven que no se les atiende de forma satisfactoria, que esas necesidades, como un alcantarillado en el barrio o un colegio, no van a ser realidad, empiezan a plantearse una reivindicación más activa, con protestas y manifestaciones. Aquí, por ejemplo, tuvieron mucha repercusión las convocadas por La Traíña para reclamar mejoras para los pescadores del barrio.

Escuelas de democracia

En este sentido, “las asociaciones van a convertirse en verdaderas escuelas de democracia, porque van a ejercer la democracia antes de la llegada de la democracia”, afirma el decano. Los miembros de las asociaciones van a tomar decisiones, van a votar, tener representantes, elegir directivas y hacer órganos democráticos antes de que la democracia llegara a las instituciones. Y, además, la mujer va a participar de forma plena. “La mujer estaba en un segundo plano en el Franquismo y ahora, a veces porque el marido no puede ir porque está trabajando, es la que va a las asociaciones de vecinos. Y no solo va a tener un papel en esas asambleas y manifestaciones, sino que va a formar parte de las juntas directivas”.

Las asociaciones de vecinos, reunión tras reunión y manifestación más manifestación, con la única respuesta de la ignorancia en las administraciones y la represión en las calles, comienzan a identificar a la dictadura como el problema, el obstáculo que tienen que superar para poder lograr sus legítimos fines. Además, los cambios experimentados en la Iglesia Católica a partir del Concilio Vaticano II van a permitir que una parte de ella participe en estos movimientos. La más apegada a los vecinos, la que conoce de primera mano las necesidades más urgentes de cada barrio; los conocidos como ‘curas obreros’ así como organizaciones de jóvenes católicos que también comienzan a ver que la dictadura es contraria a sus creencias y un obstáculo para el progreso del país.

De hecho, las primeras reuniones de las asociaciones de vecinos habían tenido lugar en torno a la parroquia del barrio. Pero poco a poco, las asociaciones se van politizando, porque hay gente que está vinculada también a otras organizaciones, a sindicatos y partidos políticos y a las universidades. En 1979, los ayuntamientos ya han sido elegidos democráticamente. Y en las listas de candidatos no es raro encontrar a algunos de los que en los años anteriores habían venido trabajando en el movimiento vecinal. Muchos salen elegidos y se acaba provocando “un cierto declive del movimiento vecinal”.

La trampa de prohibir usar el nombre del barrio

Con algo de menos fuerza, el movimiento vecinal, en cualquier caso, va a seguir creciendo. Y las asociaciones se van a multiplicar. Aunque este crecimiento no significaría precisamente que los vecinos fuesen a verse mejor representados. En 1978, se había prohibido por decreto utilizar el nombre de los barrios en las asociaciones. El motivo era el de dejar la puerta abierta a que un barrio tuviese más de una asociación, sí así lo veían conveniente los vecinos.

“Esa fue la trampa, porque desde el momento en que se permite que en un barrio haya más de una asociación, como sucedió después, cuando una era incómoda para un equipo municipal, ese equipo municipal fomentaba la creación de otra asociación y buscaba gente para ella, con lo que había dividido la fuerza”, revela Quirosa-Cheyrouze. “En Cabo de Gata, por ejemplo, dicen, aunque tengo que comprobarlo, que llegó a haber hasta cinco asociaciones de vecinos y en el Barrio Alto llegó a haber cuatro a la vez”. Otras, como la de La Palmera o la Traíña, se han mantenido con fuerza desde el primer día. Pero en el Zapillo hay varias a día de hoy. Y alguna se han ido desmembrando. La de Ciudad Jardín, por ejemplo, abarcaba varios barrios y se acabó dividiendo.

Así, “se extendió el peligro de la manipulación desde los partidos”, cuenta el decano. Y es que cuando las asociaciones se acaban dividiendo en los barrios, creándose más de una en algunos de ellos, acaban surgiendo distintas federaciones de asociaciones. “En Almería hay tres: una vinculada al PP, otra al PSOE y otra a IU”, comenta Quirosa-Cheyrouze, que señala que “ese fue el error, porque así se les quitaba fuerza a los barrios, con dos o tres asociaciones, y politizadas para extender el programa de los partidos, ya que no era ese su papel”.

Un proyecto de investigación

No obstante, a pesar de los problemas surgidos, es innegable que las asociaciones de vecinos “fueron uno de los pilares de la democracia”. La democracia no se explica “como algo que llega de la noche a la mañana porque dos señores quieren, sino porque hay una participación cada vez más activa de la población”, apunta el también director del grupo de investigación Estudios del Tiempo Presente. Este grupo se encuentra ahora mismo inmerso en un proyecto, en el que participan 17 investigadores, que está recuperando la historia de estas primeras asociaciones en la ciudad de Almería, desde 1972, cuando se fundan las de los barrios de Los Ángeles y Ciudad Jardín, hasta 1982, cuando se culmina la Transición. “El movimiento vecinal nos parece un modelo transversal ciudadano clave en esos años de fin del Franquismo y de principios de la Transición”, apunta Quirosa-Cheyrouze, que dirige este proyecto junto a Mónica Fernández Amador y Emilia Martos Contreras.

Asimismo, cuenta que uno de los logros de La Palmera fue la apertura de la calle Maestría, que “no tenía conexión con la calle Granada”, como ahora, lo que convertía al barrio en “una ratonera”. El problema es que para continuar la calle, había que derribar un local, y su dueño pedía cantidades muy por encima de lo razonable. Aunque al final la calle acabó abriéndose hasta su versión actual. Asimismo, reivindicaron que se construyera un mercado, ya que en aquella época la venta se realizaba en plena calle, con unas condiciones insalubres. Y también se manifestaron con éxito para que se construyera una guardería en el barrio.

Viviendas sin terminar en el Barrio Alto de Almería (gentileza de Encarnación Caparrós)En el polo opuesto, la asociación El Centimillo vio cómo su principal reivindicación caía en saco roto una y otra vez y no lograron resolver los graves problemas de vivienda que había en el Barrio Alto. De hecho, ha sido en los últimos años cuando ha comenzado la remodelación del barrio. “Mucha gente se tuvo que ir del Barrio Alto porque las casas que tenían que construirse se quedaron en estructura; las administraciones fueron engañando a los vecinos durante mucho tiempo”, explica Quirosa-Cheyrouze, que apunta que se trataba de “un sitio muy ‘goloso’, céntrico, y la especulación inmobiliaria estaba ahí, lo que interesaba era que la gente que vivía en casas bajas se fuera, para derribarlas y hacer bloques”.

Archivo y página web

En el proyecto, el grupo está reconstruyendo la historia de cada asociación hasta 1982. Para ello, hablan con los vecinos que quedan que vivieron esos acontecimientos formando parte de las asociaciones y, además, están recopilando mucha información de archivo. En este sentido, el director del grupo asegura que “el archivo del Centimillo del Barrio Alto es magnífico y lo estamos digitalizando, también estamos recibiendo documentación de Los Ángeles y otras asociaciones, buscamos fotos y hemos hecho una página web, https://movimientovecinal.es”, en la que se va añadiendo la información que van contrastando de cada asociación.

Investigadores del Grupo participantes en el IX Congreso de la Asociación de Historiadores del Presente (Sevilla, febrero de 2022).Lo que comenzó como un proyecto de menor entidad, ha ido creciendo y convirtiéndose en un estudio indispensable para entender los procesos que llevaron a la llegada de la democracia. Así, la idea inicial era abarcar una década, de 1972 a 1982, en la capital de la provincia. Pero ya se está trabajando con las asociaciones de otras localidades, como Cuevas del Almanzora, Zurgena, Albox, Adra, Roquetas de Mar y El Ejido.  “Es un trabajo a medio y largo plazo y cuando terminemos, publicaremos un libro”, adelanta Quirosa-Cheyrouze, que asegura que hoy en día “el gran reto de las asociaciones es ver cuál es su papel en el siglo XXI”, cuando aquellas necesidades básicas, como el alcantarillado o el asfaltado, están cubiertas.

De momento, el grupo de investigación va confirmando el relevante papel que tuvieron estas asociaciones de vecinos en una Transición que muchos creen, erróneamente, que solo fue posible gracias a “las élites salidas de la dictadura, unidas a algunos de la oposición, en una interpretación que concede muy poco protagonismo a la ciudadanía”. Y sin negar el papel de estas figuras históricas, “entendemos que la ciudadanía tuvo un papel, y uno muy importante”, en un proceso que tuvo improvisación, incertidumbre y violencia, pero que acabó saliendo “razonablemente bien y llevó a España a ser una democracia homologable a cualquier democracia occidental”. 

20 años de Estudios del Tiempo Presente

El grupo de investigación Estudios del Tiempo Presente acaba de cumplir 20 años. Nació a finales de mayo de 2002, “como resultado de las investigaciones que estábamos haciendo ya en la Universidad de Almería y también de un contexto nacional, con vinculación internacional, de otros grupos que en esas mismas fechas estaban surgiendo y con los que teníamos relación”, explica su director, Rafael Quirosa-Cheyrouze. Él había sido pionero en realizar una tesis sobre la Guerra Civil en     Almería, en un tiempo en que el objeto de estudio no solía ir más allá del siglo XIX. Tras la suya, comenzaron a presentarse otros proyectos sobre la represión franquista, la Sección Femenina o los partidos republicanos en la II República, todos centrados en los años 30 y 40, así que los investigadores optaron por formar su propio grupo.

En aquel momento, en distintas universidades habían surgido grupos que se dedicaban al periodo reciente de la historia, la denominada Historia del Tiempo Presente, que es “aquella que se define como historia vivida, o historia con testigos, periodos de la historia en los que hay gente que queda viva o su influencia está presente en la sociedad”, explica Quirosa-Cheyrouze, que matiza que “en nuestro grupo, nos dedicamos desde los años 30 hasta los 80”. El grupo está compuesto, en la actualidad, por cerca de 40 investigadores, 26 de ellos doctores. Ha sido siempre un grupo muy abierto, en el que hay profesorado de la UAL pero también de otras universidades, como las de Granada, Alcalá, la Rey Juan Carlos, la Miguel Hernández de Alicante o la UNED. La mayoría están vinculados al área de Historia Contemporánea, pero también hay de Historia de la Educación, Didáctica de la Música o incluso Marketing. Asimismo, hay profesores de Secundaria y periodistas. Los temas que investigan tratan sobre la II República, la Guerra Civil, el Franquismo y la Transición.

Congreso Internacional sobre la Transición, organizado por Estudios del Tiempo Presente.El grupo investiga en estos proyectos y combina la actividad docente con la dirección y realización de tesis, TFM, publicaciones de artículos, libros, capítulos de libros, participación en congresos y la organización de actividades. En esta línea, de gran prestigio es el Congreso Internacional sobre la Transición, del que en septiembre de este año se celebra la 9ª edición. El primero tuvo lugar en 2000, centrado en Andalucía y Extremadura. Volvió en 2005, ya como congreso internacional, y desde entonces se ha mantenido cada dos años, con un par de excepciones, la última por el Covid. El segundo fue un planteamiento general sobre los inicios del proceso democratizador; el tercero fue sobre medios de comunicación; el cuarto, sobre movimientos sociales; el quinto, sobre partidos políticos; el sexto, en 2015, porque en 2013 no se hizo, sobre las instituciones, desde la monarquía hasta los ayuntamientos; el séptimo fue sobre el mundo rural; y el octavo, trató la dimensión internacional. Y este año, sobre políticas sociales.

“Han venido investigadores de prácticamente todas las universidades españolas, como ponentes o presentando comunicaciones, y además de universidades francesas, italianas, portuguesas, inglesas, belgas, alemanas, húngaras, lituanas, de Israel, de Brasil, de México, de Argentina, de Chile, de Japón”, destaca Quirosa-Cheyrouze, que asegura que el congreso “ha dado lugar a más de 500 trabajos de investigación publicados, entre comunicaciones y ponencias”. Esas comunicaciones se editan antes del congreso y a los ponentes invitados se les pide un capítulo que se publica durante el año siguiente en un libro en una editorial de prestigio, como Biblioteca Nueva o Sílex. “Hoy es muy difícil encontrar un trabajo sobre la Transición que de una manera u otra no haga referencia a trabajos surgidos en los congresos de Almería”, señala.

Con el objetivo de llevar los resultados de la investigación a la gente, los miembros de Estudios del Tiempo Presente participan en actividades de ayuntamientos, asociaciones de vecinos y centros educativos de la provincia. También, en congresos en España, y países como Francia, Italia, Portugal o México. Han desarrollado cuatro proyectos del Plan Nacional de I+D, así como otros convocados por la Junta de Andalucía, el Ministerio de Presidencia, el Centro de Estudios Andaluces o la Diputación. Uno es la dirección científica del trabajo de digitalización del archivo del Partido Andalucista donado a la UAL y gestionado por el CySOC. Asimismo, desde 2004 tienen página web, “la más completa de cualquier grupo de investigación de España”: https://historiadeltiempopresente.com.