José Miguel Alonso aclara, de inmediato, que “las fallas activas que hay, con continuos microterremotos, también pueden provocar que haya de nuevo un terremoto de magnitud 6 ó 7 grados. Por encima de 7 es más difícil. Pero hoy en día los sistemas constructivos están más seguros”.
José Miguel Alonso Blanco ha impartido una conferencia titulada ‘Almería entre la Cordillera Bética y el Mar de Alborán, su relación con los grandes terremotos’, en el que ha puesto en tela de juicio el epicentro del terremoto de 1522. El geólogo afirma que “quedan dudas sobre el epicentro del terremoto de 1522. Hay algunos planos del Instituto Geográfico Nacional (UGN) que no sitúan el epicentro entre Alhama e Instinción. Lo colocan en el Mar de Alborán. Siempre se ha pensado que el foco estaba en la falla de Instinción-Alhama, y después muchos de los documentos que he investigado lo sitúan justo pegado en la plataforma marina de Roquetas de Mar. He llegado a pensar que podría ser un terremoto doble, que se inició en la zona de Alhama a las diez de la mañana y después hubo muchas réplicas y alguna podría estar en la plataforma marina. Además, hay gente que dice que hubo un maremoto asociado y eso no lo puede producir una fractura que está situada en Alhama. Por eso habrá que seguir investigando”.
Riesgos naturales y resiliencia
La Asociación Amigos de la Alcazaba ha contribuido a la conmemoración del quinto centenario del Terremoto de 1522 con cuatro conferencias que han aclarado un poco aquel suceso que vivió la ciudad. María Teresa Pérez, presidenta de Amigos de la Alcazaba, afirma que “organizamos este ciclo de conferencias para que podamos conocer en profundidad y con rigor las circunstancias y consecuencias de aquel terremoto”.
El cuarto ponente ha sido Valeriano Sánchez, catedrático de Historia de Educación Secundaria, que ha hablado de ‘Riesgos naturales. Historia y resiliencia’, y cómo estos han sido usados como elementos para manejar a la población desde diferentes esferas: religión, política, etc. Valeriano Sánchez ha planteado, al público que ha llenado la sala de conferencias del Museo de la Guitarra en la tarde de ayer, viernes, “cómo convive el hombre con los riesgos naturales. A veces con miedo, a veces con seguridad, porque crea las tecnologías adecuadas ante esos riesgos. Me puede pillar ese riesgo una vez, pero en las siguientes ocasiones yo pongo los medios para evitarlo. Es una cuestión de mentalidad, de aprender a vivir y convivir con los riesgos”.
Hace quinientos se vivía “con mucho miedo, pues no había tecnología para protegerse ante los riesgos naturales y recurrieron a la religión. Uno se acuerda cuando truena de Santa Bárbara”. Valeriano Sánchez explica que “después del terremoto aumentaron las creencias. Y tienen que buscarle un lenguaje que en aquella época era la religión. Y esa religión también aliviaba la convivencia y les tranquilizaba para seguir viviendo en Almería. Conforme ha evolucionado la historia, ésta ha sido sustituida por la tecnología”.
Valeriano Sánchez indica que “hasta ahora la historia siempre abordaba el hecho histórico desde el lado del hombre, nunca desde el riesgo, que es lo que he querido exponer hoy”. Además, ha recordado que “los riesgos también son usados para manipular a la población en política o religión. Hoy en día es más difícil esa manipulación por la abundancia de información, pero sigue habiendo riesgos que influyen en la población. Se puede decir que la normativa de prevención de riesgos en el siglo XVI era la religión, y ahora es la tecnología. Y ambas ayudaron en cada momento a una buena gobernanza”.
Expertos cuestionan el ‘discurso oficial’ catastrofista del terremoto
La primera jornada contó con las conferencias ‘El terremoto de Almería de 1522 y sus efectos. ¿Una dramática realidad o una manipulación interesada?’, por Rosario Torres Fernández, profesora emérita de Historia del Arte de la UAL, y ‘El terremoto de 1522 y la sismicidad histórica de Almería’, por Francisco Andújar Castillo, catedrático de Historia Moderna de la UAL.
Tal y como anticipó en la presentación de las ponencias la presidenta de la asociación, Maite Pérez, “Amigos de la Alcazaba colabora en estas jornadas con la organización de este ciclo de conferencias para que podamos conocer en profundidad y con rigor las circunstancias y consecuencias de aquel terremoto”. Y tal es así que las dos sesiones de ayer, que dejaron pequeño el salón de actos del Museo de la Guitarra con más de 150 asistentes, se alejaron de la idea reduccionista actual en torno al terremoto, analizando aspectos que demuestran que la ciudad pronto retomó su pulso y que obras que se estaban realizando previo al temblor continuaron poco después.
Rosario Torres explica que “el terremoto de 1522 se ha interpretado siempre de una manera simplificada, cogiendo los epígrafes de los cronistas nacionales que se afanaron en dibujar una ciudad completamente derruida, pero no se ha investigado en el fondo de lo que hay detrás de esas informaciones”. En palabras de Torres, “lo que ha sucedido es que se ha planteado el terremoto como una destrucción absoluta de la ciudad y no es verdad. Esas ideas son demasiado reduccionistas y nefastas para la opinión pública. Sin embargo, a través de la documentación se va viendo cómo se va negando todas y cada una de las partes. Por ejemplo, todo lo que pasa con la Alcazaba, con la Catedral, las iglesias, los monasterios y conventos. Solo hay un caso real de destrucción total, que fue la iglesia de San Pedro. Si lees a los cronistas no quedó nada, pero luego resulta que estaban.
Según la profesora emérita, “las obras previas al terremoto se siguieron haciendo después del temblor, se seguían pagando esos jornales. Lo que se deduce que las obras continuaron y se terminaron. Las instituciones, iglesias y ayuntamiento, siguieron funcionando. No fue una tabla rasa. Lo que hubo fue una manipulación interesada que ha hecho que nadie se fije en la otra realidad y la idea de un terremoto que asola la ciudad ha calado en la mentalidad de la gente y me sorprende. No ha habido un elemento crítico que se detenga a verificar que algunas afirmaciones no son tan ciertas como han calado. No llegamos al punto negacionista, que también los hay, que dicen que lo que pasó fue que se abrió el río, pero tampoco fue la destrucción total”.
Interés por sobrevalorar los daños producidos
En la misma línea, Francisco Andújar considera que las fuentes disponibles “han sido malinterpretadas, mal leídas y mal analizadas, con datos se demuestra que no fue a los niveles que se han escrito o se han dicho”. El motivo lo encuentra en la necesidad de sobrevalorar los daños producidos para que llegaran las ayudas que realmente hacían falta. “ Cuando hay una catástrofe natural lo normal es que las instituciones, como saben que les van a dar menos de lo que necesitan, pidan y engrandezcan la debacle, para que se incrementen las ayudas y se equilibren con la realidad. Los datos que se dan sobre cifras de víctimas no son correctos. Es lo esencial. No hubo un arrasamiento total de la ciudad ni murieron 2.500 personas. Hubo muertos, hubo destrucción pero no en los niveles que se ha dicho y un análisis crítico de la documentación lo demuestra”.
El catedrático de Historia Moderna de la UAL considera que “falta mucha investigación que hacer sobre el terremoto. El problema es que la posible documentación donde se podría encontrar información sobre ello está en un fondo documental en Valladolid, en el Archivo General de Simancas, e intentar encontrar nuevas evidencias sería en una sección que exigiría trabajar encerrado allí prácticamente un año”.
En cualquier caso, el profesor demanda una mayor concienciación ante la sismicidad de Almería y su provincia. “La actividad sísmica en Almería sigue presente, la pasada semana en Vélez-Blanco y Vélez-Rubio, de ahí al siglo XIV, los hay con cierta frecuencia, una actividad sísmica moderada que es una constante histórica y eso debería exigir que las construcciones modernas tengan en cuenta esas circunstancias, que se minimice ante cualquier incidencia esa realidad de los istmos. Se ha ido haciendo pero no sé si de igual forma en toda la provincia, porque un terremoto no solo afecta a la capital, ese es el problema. Deberían adoptarse más medidas de control, es una zona de riesgo como lo demuestra la historia y se debe preservar en la medida de lo posible a la población y a los edificios”.