Esta práctica engloba conocimientos, técnicas, instrumentos y herramientas y espacios culturales que le son inherentes y que el pueblo de Macael reconoce como parte de su patrimonio cultural.
Esta actividad se distingue, entre otros aspectos, por ser la seña de identidad de un pueblo y se manifiesta en la toponimia, los vocablos, las expresiones orales, los ritos religiosos, las festividades locales y las prácticas artesanales, así como en los espacios socializados y culturizados como los caminos, los lugares de encuentro y el paisaje las canteras a cielo abierto.
Ya explotado en época romana, la extracción y la labra del mármol, se lleva realizando en Macael, de forma ininterrumpida, al menos desde el siglo IX a nuestros días. Entre los elementos patrimoniales vinculados a esta actividad destacan los oficios, el mármol -cuyas características le han valido de garantía para uso como material de construcción y ornamento a lo largo de siglos-, las técnicas y el paisaje, conformando a lo largo de la historia un paisaje cultural único.
El mármol de Macael, con un excelente comportamiento físico y buena durabilidad, según señala el expediente de incoación, ha sido apreciado desde la antigüedad por sus propiedades físicas y cualidades estéticas y así lo atestigua su presencia en los más emblemáticos monumentos andaluces, como el Palacio de Madinat al-Zhara o en la Alhambra y el Generalife.
En relación con los oficios vinculados a esta histórica actividad, no sólo destaca el oficio del cantero, uno de los más antiguos de la historia -cuyos saberes y técnicas han sido transmitidos de generación en generación- sino que se vinculan los artesanos y marmolistas, y otros oficios como artilleros, maquinistas, transportistas y lajadores.
El expediente de protección de la cantería de Macael como Bien de Interés Cultural también incluye una serie de bienes muebles e inmuebles estrechamente vinculados a esta actividad, como la Cruz de Mayo, la Cruz de los Mozos, la fábrica de aserrado de mármol de Los Pardo, el escudo episcopal, el Libro de Apeo y Repartimiento de Macael, las huellas de las carretas, el acta de la sentencia del pleito de las canteras, la fragua del Barraco Arispe o la colección de herramientas y objetos vinculados a la explotación de mármol.