La propuesta museística Casa Ibáñez se enmarca en el ámbito cultural de la comarca del Almanzora. Ha sido creado a iniciativa del artista almeriense Andrés García Ibáñez, un joven cuya obra ya ha conseguido un gran reconocimiento. Se trata, pues de una apuesta en la línea de los museos de autor, que reúnen la obra en el entorno de trabajo, y otros objetos de su mundo creativo y artístico. Además de ese conjunto de atractivos, el Museo sirve también como espacio cultural expositivo de otros autores o iniciativas culturales o artísticas. Está funcionando como un polo cultural comarcal y provincial, y formará parte de un ambicioso proyecto denominado Ciudad de la Cultura, que ya está dando sus primeros pasos con el compromiso de la la Junta de Andalucía, la Diputación Provincial y el Ayuntamiento de Olula del Río.
El museo comenzó a construirse en 1996. En 2001 abrió parcialmente. En 2002 acometió su segunda fase, que ha finalizado recientemente.
La colección pictórica del Museo se divide en dos grandes bloques. Uno que se reúne las obras que marcan la trayectoria de García Ibáñez, el otro bloque hace referencia a las obras de otros autores –pintura, dibujo, grabado, escultura, fotografía, artesanía y objetos pertenecientes a la colección particular del pintor. Entre ambas colecciones se define el universo de este joven genio de la pintura.
Las obras del autor que exhibe el museo pertenecen a los últimos doce años de actividad, por lo que se puede apreciar su evolución casi sin saltos o lagunas.
Arranca la colección con obras como María o la Infancia de Baco, influidas por el estudio de los clásicos, con gran influencia de Velázquez y Sorolla. En esa misma línea se encontraría El jardín de las bacantes, en el que el autor recrea su mundo, recordando la línea de Las Meninas. De esos principios también son varios cuadros de temática almeriense, que tienen aún hoy continuidad. En la colección le siguen las obras de paisajes españoles, influidos por sus viajes y por sus estudios de Arquitectura en Pamplona. También es conocida su serie Mujeres, de la que forma parte Betsabé.
Sin embargo, hay dos series del autor muy bien valoradas por la crítica, y de gran fuerza en su trayectoria: La falacia del signo, teocentrismo y decadencia, con dos obras claves en exposición ( La muerte de Dios y El pecado), y la serie realizada entorno a Venecia en los años 2002-2003, una lectura en clave actual del simbolismo y una lectura crítica de la doble moral. Las dos últimas series del autor son Maried. La imagen de Eros y Cutrez y putrefacción.
La otra parte de la exposición permanente, la de otros autores, recoge obras que van desde finales del XVIII hasta la actualidad: José Villegas, Ignacio Pinazo, Eugenio Lucas, Ignacio León, Joaquín Sorolla o Raimundo de Madrazo, son algunos de los pintores, a los que se suman dibujos de Pradal, una colección de cerámica y otros muchos tesoros artísticos, como la serie de grabados de Francisco de Goya, con series completas como la de Los disparates.
Universo creativo
La juventud de Andrés García Ibáñez no ha supuesto una cortapisa para ver cumplido uno de sus sueños: crear un espacio para la cultura con las claves que determinan su mundo creativo y artístico. Su breve pero intensa carrera artística la ha compaginado con sus estudios de arquitectura. Así, ha podido diseñar ese espacio museístico en el que ha encerrado –si esto es posible– algunos puntales de su existencia creadora. Ha conseguido crear una colección permanente, que se irá ampliando según avance su creación, en la que se refleja su talento, con obras representativas de las distintas series, desde sus primeros cuadros hasta las últimas pinturas. Además, ha reservado un espacio para añadir a esa colección permanente aquellas obras –pintura, escultura, dibujo, grabados, cerámicas e incluso objetos utilizados en sus pinturas– que también forman parte de su universo creativo, del entorno del artista.
García Ibáñez, que concibió este espacio museístico como foco cultural ha reservado otros espacios para invitar a «ocupar» esas zonas a otros artistas, a otras manifestaciones culturales, e implicarles en el gran proyecto de Ciudad de la Cultura. Otro sueño más difícil de cumplir que ya da sus primeros pasos.