Singular en su conjunto, Abla se ha cincelado por el frío y la nieve de Sierra Nevada por las aguas que bajan y forman su río pizarroso y por los arados y manos de muchas civilizaciones, que plantaron aquí los olivos que hoy marcan el paisaje.
Situado en la comarca del Río Nacimiento, a las puertas de la Alpujarra Almeriense, Abla es bosque y llanura, olivo y blanco de cal. Este lugar fue elegido por los argáricos, coetáneos de Los Millares, en el cerro de Los Milanes, aunque fueron los bastetanos de Abula y después el romano municipio de Alba, los que consolidaron la trama urbana.
Ahí quedó el importante Mausoleo que hoy podemos apreciar restaurado. Esta torre funeraria de finales del siglo II es el testimonio más importante del legado romano.
Precisamente, la localidad de Abla era ya mencionada por el Itinerario de Antonino como parada de viajeros en la importante vía o calzada que unía a Cástulo (actual Linares) con Málaga, pasando por Guadix, Almería, El Ejido y Adra.
De la época de presencia árabe quedan tan solo unos restos y aljibe en la zona alta del pueblo. Además del conocido Mausoleo romano del siglo II, hay que ver la Cruz de San Juan y Ermita de la Virgen de las Maravillas, la Casa señorial barroca, en el centro urbano, la Iglesia de La Anunciación (declarada Monumento e incluida en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz) donde destaca en una de sus paredes un relieve con la representación de un templo romano), el escudo de armas de Alonso de Bazán, la Ermita de San Antón y la de los Santos Mártires. Por último, merece la pena subir al mirador del Castillo, donde se ubicaba la Alcazaba.
Pero Abla es mucho más que historia. El deporte al aire libre y el ecoturismo son también piezas claves de su idiosincrasia. En sus alrededores destacan espacios naturales como el área recreativa El Serbal, situado a 7 kilómetros e Abla en dirección a Ohanes -cuenta con restaurante y barbacoas-, o el Parque Montagón-La Merendica, situado a 1,5 kilómetros del casco urbano en la carretera de Abla-Escúllar-Caniles. También discurren por Abla distintos senderos señalizados, como el GR-142 ‘Sendero de la Alpujarra’, el sendero circular GR-240 ‘Sulayr’, o el sendero de pequeño recorrido PR-354 ‘Sendero de los Molinos de Abla’, de itinerario circular, que recorre los ejemplos más representativos de las fuentes y los molinos hidráulicos harineros de Abla.
Finalmente, Abla se distingue también en la provincia de Almería por la tradicional celebración que cada año acoge en otoño de unas Jornadas Micológicas, a las que confluyen amantes de las setas y de la naturaleza de todos los rincones. Turismo, gastronomía y micología se entremezclan para ofrecer al visitante lo mejor de las zonas rurales del interior almeriense.RUTAS ECUESTRES
Reforzando la oferta turística de interior, Abla propone un nuevo itinerario ecuestre por caminos rurales y pistas forestales. Esta ruta de turismo ecuestre de 40 kilómetros, inaugurada recientemente, es la primera que se homologa en la provincia de Almería por parte de la Real Federación Hípica Española (RFHE); aunque, en realidad, se trata de dos itinerarios ecuestres.
El IE-014 ‘Sierra de Filabres: Abla’ cuenta con 20 kilómetros de longitud y el IE-019 ‘Sierra Nevada: Abla’ de 15 kilómetros, enlazados entre sí por un tramo de 5 kilómetros.
Su trazado incluye espacios emblemáticos, como área recreativa de El Serbal, entre el Parque Nacional y Natural de Sierra Nevada; el Centro Ecuestre ‘El Serbal’ y la Sierra de Los Filabres, en las estribaciones del Parque Natural de Sierra de Baza; o el propio casco urbano de Abla, permitiendo descubrir el genuino atractivo rural, cultural y paisajístico que alberga este municipio alpujarreño.
Más información en la página web
itinerarioecuestreabla.blogspot.com.es